El trabajo de reflexión del profesor debería partir de las
evidencias aportadas. Si estas son significativas y representativas de su
trabajo como docente, la relación establecida entre éstas y los objetivos que
se pretendían, constituyen el primer paso para una autocrítica constructiva que
nos de las pistas para una mejora posterior. La reflexión tiene que tener 2
partes:
1- En
primer lugar, una reflexión inmediata y concreta tras el desarrollo de un
proceso y la evidencia sobre el mismo. Esta parte es clave ya que esa primera
impresión es la más valiosa.
2- Posteriormente
tiene que venir una reflexión más global y referida a un periodo de tiempo más
amplio. Es aquí donde se relacionan diferentes aspectos entre los que se
incluyen la parte formativa, evidencias de resultados y por supuesto la parte
reflexiva de la primera parte.
Lo importante, en cualquier caso, es que de esa actitud
reflexiva se deriven acciones concretas para el futuro. Eso es la mejora
continua.
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